martes, agosto 15, 2006

Fussa; parrilla musical ...

Algunos de los intérpretes que están presente en Fussa:

Miles Davis, Medeski Martin & Wood, Incognito, Freddie Hubbard, Chet Baker, Mike Stern, Bobby McFerrin, Jean-Luc Ponty, Charles Mingus, Cristian Cuturrufo, Dave Holland, Cassandra Wilson, John Scofield, Djavan, Billy Cobham, 12Twelve, Quincy Jones, Tribal Tech, Claudia Acuña, Groove Collective, Chick Corea, La Marraqueta, Zimbo Trio, Pat Metheny, Count Basic, Joshua Redman, Akineton Retard, Dee Dee Bridgewater, The Brecker Brothers, Stanley Clarke y muchos otros, disponibles online.

www.fussa.cl, 24 horas de sensibilidad musical.

Fussa; las columnas ...

Arthur H, Adieu Tristesse (2005)

De alguna u otra manera, el músico -y a estas alturas celebridad francesa- Arthur H tuvo que sobreponerse a grandes obstáculos en el comienzo de su carrera. Primero, ser hijo de Jacques Higelin, autor, compositor, intérprete, comediante, etc....en fin, una de las figuras francesas de los años 60' compañero de ruta de Serge Gainsbourg, Brigitte Bardot y muchos otros íconos de la farándula francesa. A todas luces, una mochila mas que pesada sobre sus hombros. Pero como si eso fuera poco, tuvo que rehacerse tras su debut en el festival de Bourges, del cual tuvo que salir con una bolsa de feria para llevarse todas las frutas de la estación que llegaron al escenario. Pero como dice el viejo adagio "lo que no mata fortalece" y Arthur H, cruza parisina de Tom Waits con música de cabaret berlinés mas que sobrevivir, surgió de las cenizas. Además, en este disco, se da el lujo de compartir estudio con su padre nen "le destin du voyageur". Arreglos ejemplares para un músico que a través de sus diez discos ha firmado un estilo personal y no se ha quedado esperando en el paradero de las influencias, el cheque de sus derechos conexos.



Broken Flowers Soundtrack (2005)

A la retaguardia de nombres consagradísimos de Marvin Gaye y Gabriel Fauré, subyacen muy buenas razones para escuchar la banda sonora de esta película de Jim Jarmusch , la cual al cierre de esta edición aún no había llegado al circuito de cine arte nacional. Básicamente esta banda sonora nos hizo descubrir la maravillosa música de dos virtuales desconocidos para nosotros: Mulatu Astakte y Holly Gollighty. Mulatu es una leyenda del soul y del afrojazz etíope. Vibrafonista y compositor, pasó gran parte de su carrera en Estados Unidos, pais en el cual lideró la escena neoyorquina del jazz africano. De paso y si gustan de la música que acompaña las andanzas de Bill Murray en esta película del 2005, pueden intentar conseguir la compilación de música etíope "Ethiopiques 1969-1974", un placer estético para todo público.

Por otro lado, Holly Gollighty (su nombre real que proviene directamente de la protagonista de "desayuno en Tiffany's" libro predilecto de su madre) actualmente es la principal voz vintage de la música inglesa,. Hace algún tiempo, al ser consultada por su estilo musical tan años 50' ella respondió "no escucho música que sea posterior a 1960". Y vaya si se nota. De su voz en todo caso emanan toneladas de terciopelo y gamuza.En esta banda sonora se hace acompañar por "The Greenhornes" grupo norteamericano, muy sociales de los White Stripes.

Vicente García-Huidobro, músico integrante de Akineton Retard

---------------------------------------------------------------------


Parker, Kerouac, y la narrativa del bop.

Una de las aproximaciones literarias a la figura de Charly Parker que vale la pena destacar es la que retrata Jack Kerouac en su novela de 1958, Los subterráneos. El mismo Kerouac, quien por esos años deambulaba por los bares de San Francisco en busca de algún sentido (in)trascendente de la vida, encarna a un auto-decadente escritor con el nombre de Leo Percepied. Y es precisamente en el "Red Drum", donde Kerouac o Percepied, encuentra a gran saxofonista.

La historia no gira en torno a Bird Parker, sin embargo las breves líneas que lo describen resultan ser una suerte de "fotografía" de toda la novela; una proyección de ambas imágenes: la de Parker y la de la obra de Kerouac. Porque lo interesante es que el retrato de "Birdy" sirve de espejo entre la forma del bop, y el proyecto jazzístico textualizado en Los subterráneos. El autor intenta reproducir narrativamente este estilo musical improvisando los temas y desarrollando la historia al ritmo del momento. De este modo, el hilo conductor se construye con saltos de tiempo y síncopas episódicas, pasando de un hecho a otro con sucesivas ramificaciones.

El proyecto de Kerouac de musicalizar la escritura construyendo una especie de "prosodia del bop" (un modelo que concentre los aspectos rítmicos del texto) se percibe por ejemplo, en la eliminación casi total de los puntos (por tanto, el uso excesivo de comas) y la utilización de nexos ininterrumpidos que saltan de un tema a otro para dar la sensación de que los hechos -y su orden- son improvisados y no motivados.

Tan importante -y fugaz- es la figura de Charlie Parker en la obra, como los años de Kerouac de jazzmen, en donde intercalaba su poesía logrando un mensaje común con la música. Tal vez fue ahí donde fusionó la lengua con el lenguaje, literalmente. En el bop, Kerouac concentró la idea de "creación espontánea", la base de una prosa hot y frenética, reflejo directo de la generación beat. Y es tal vez es un mérito de esa prosa, el hecho de que cada relectura de la novela vuelva a proyectar esa única y gran figura:

"Volvimos al Red Drum para oír a Bird, el cual, lo vi claramente, miró con curiosidad varias veces a Mardou, y también me miraba a mí, directamente a los ojos para averiguar si yo era realmente el gran escritor que creía ser, como si conociera mis pensamientos y ambiciones o me recordara de otros locales nocturnos y de otras cosas, otros Chicagos; no era una mirada de desafío, sino la mirada del rey y fundador de la generación de bop, por lo menos así parecía mientras observaba su auditorio espiando los ojos, los ojos secretos que le vigilaban, y al mismo tiempo soplaba con los labios y ponía en acción sus grandiosos pulmones y sus dedos inmortales, con sus ojos separados, interesantes y humanos, el más simpático músico de jazz que se pueda imaginar, y al mismo tiempo, naturalmente, el más grande..." (Los subterráneos)

Bernardita Bolumburu.

---------------------------------------------------------------------


Dave Holland Big Band - Overtime. 2005, Sunny Side

No hay duda que el contrabajista británico, Dave Holland, famoso por su paso por uno de los más fructíferos y apasionantes períodos de la obra de Miles Davis, quiso con “Overtime”, en un primer análisis, volver al sonido del jazz clásico, cuando las grandes orquestas se concertaban en el país norteamericano con vastas secciones instrumentales y donde el estilo era una instancia para ir a disfrutar de un show elegante, donde todos los músicos vestían de impecable traje. Todo un concepto que Charly Parker echó por tierra en la evolución de la tendencia al fundar el be-bop e inaugurar lo que se conoce como jazz moderno.

Pero obviamente, que más allá de eso, lo que Holland propone en este álbum es un retorno, y a la vez modernización de las big bands, con un sonido actual, que se aleja, en todo caso, bastante de lo que podríamos denominar jazz fusión o jazz rock, y más todavía del jazz avant-garde. Aquí nos encontramos, en definitiva, con un hermoso trabajo de un jazz al mismo tiempo puro e innovador, y que trae de vuelta discográficamente, a éste, uno de los grandes de las cuatro cuerdas de todos los tiempos.

Antes que nada hay que consignar que el álbum fue grabado el año 2002 en Nueva York y editado en el 2005, y se basa esencialmente en las cuatro extensas partes de la composición llamada “Monterrey Suite”, que Holland escribió especialmente para el afamado Festival de Jazz de Monterrey y que originalmente fue interpretada en el 2001. Además de estas cuatro piezas que abren el álbum, “Overtime” nos propone otras tres notables composiciones que son “Ario”, “Mental Images” y “Last Minute Man”.

Para que se hagan una idea de la increíble, potente y variada sonoridad del álbum, en él participan, entre músicos jóvenes y algunos de mayor experiencia que ya habían formado parte de los famosos quintetos y cuartetos del bajista, cuatro saxos –dos altos, un tenor y un barítono-, tres trompetas, tres trombones, un vibráfono, batería y por supuesto, el bajo que es la base clara y siempre presente durante todo el disco.

De este modo, la placa abre con la primera parte de la “Monterrey Suite”, llamada “Bring It On”, donde los sonidos de los bronces al unísono, más el bajo, la batería y el vibráfono, son la base para que los intensos solos de trompeta y saxo hagan de las suyas con complejas líneas melódicas en 12 minutos de deleite musical. La sección dos, bautizada “Free For All”, comienza con un atractivo y estimulante solo de contrabajo, que nos muestra todo el talento interpretativo y compositivo de Holland en su instrumento, con notables frases y acordes, para que luego entren suavemente la batería, el vibráfono y finalmente, los instrumentos de viento, en una pieza jazzística donde se sobreponen constantemente las melodías de los numerosos bronces presentes.

También sobresalen los solos de vibráfono arriba de cambiantes y heterogéneas secciones rítmicas, y las extensas partes para el desarrollo de los vientos predominantes y siempre presentes. En resumidas cuentas, un jazz con bases melódicas de big band y solos arriesgados característicos del jazz actual. Para finalizar la extensa pieza, es interesante el juego entre bajo y batería, en especial ésta última, que se muestra en todo su virtuosismo y potencial.

17 minutos del mejor jazz contemporáneo-tradicional de la actualidad, en contraposición, por ejemplo, con el avant-garde sin apellidos del último disco de Bill Frisell, “Richter 858”, basado en los instrumentos de cuerda, o el más reciente del pianista Keith Jarrett con sus improvisaciones de “Radiance”, que entre muchos otros álbumes editados este año, nos demuestran el gran estado de salud en que se encuentra el desarrollo del jazz, sus subgéneros y diversas fusiones en todo el mundo.

El disco continúa con “Monterrey Suite III: A Time Remembered”, una sentida composición bastante tradicional y basada en la emotividad de los vientos –los trombones dan un peso incomparable-, y el cálido y suave sonido del vibráfono, el bajo y la batería. Son notables los solos de trompeta, que nos recuerdan al Miles en su etapa acústica, en un tema que se va animando mientras avanza y adoptando el clásico sonido big band, esta vez en doce minutos de aventura musical, donde tampoco podemos dejar de indicar las secciones para el saxo a lo Wayne Shorter.

La última y cuarta parte de la “Monterrey Suite”, llamada “Happy Jammy”, es como lo indica su nombre, una alegre composición donde Holland se luce como nunca antes con sus impresionantes improvisaciones apoyadas siempre con eximias líneas de batería. Las melodías son inesperadas y entrecortadas, produciéndose a cada segundo un intenso juego entre los más diversos instrumentistas que forman parte de esta big band y donde algunos de ellos tienen su propia sección para sus solos.

Terminada la suite de cuatro partes que representa el sistema nerviosos central del álbum, nos topamos con “Ario”, una composición que nos transporta el pasado a través de esa potente emocionalidad y melancolía contenida típica del estilo y en especial de Holland, en el que es el track más tradicional de “Overtime”. Luego viene “Mental Images”, la primera y única pieza no escrita por Holland, sino que por el trombonista Robin Eubanks, lo que le entrega otra sensibilidad al disco, con partes para los diversos instrumentos y una sólida y sincopada base de batería y bajo.

Para finalizar la placa, Holland nos invita a sumergirnos en “Last Minute Man”, otro tema en la línea general del disco en lo que respecta a sonido y estilo, y que nos termina de ratificar los infinitos caminos que ha tomado el post bop y en general, la creación musical moderna de la mano de este grande de las cuatro cuerdas, que ha sabido como pocos manejar y entender a su propia manera un lenguaje musical tan rico como es el del jazz.

Héctor Aravena A.


12 twelve - L’Universe. 2006, Acuarela Discos

Esta es la banda más interesante que haya escuchado alguna vez proveniente desde España. Dotados de una formación y estilística jazzera como base, la agrupación instrumental barcelonesa se mueve con soltura por los cánones del post-rock, la experimentación electrónica, el free jazz y la fusión funk-rock, siempre nadando en groove llenos de decibeles y arriesgadas experimentaciones. ¿Jazz, rock, blues, música experimental o creación contemporánea? Quizás todas, aunque ninguna de ellas se acerca al conjunto ni menos da cuenta de la complejidad y variedad de la música creada por el cuarteto. Integrado por Jaume Pantaleón en guitarras, Jens Neumaier en teclados, efectos y saxo, José Roselló en batería y Javier García en bajo, 12twelve, en este, su tercer álbum, nos encamina hacia un rock de avanzada sin apellidos, que por momentos, puede sonar a algún fragmento de Sun Ra o Steve Coleman y por otro, a las exploraciones desprejuiciadas de las bandas del krautrock o los lisérgicos pasajes instrumentales muy emparentadas con The Doors.

En “L’Universe”, justamente como lo dice su nombre, cada composición es un universo único y separado del otro, con sus propias vibraciones, algunas muy tranquilas y voladas, otras, más oscuras, densas, y hasta en algunos casos, ruidosas y lisérgicas. Por eso que al escuchar el disco, en un principio, no encontramos un hilo común, una puerta de entrada segura: es todo el tiempo peligroso en sus ambiciones, variado en sus sonidos y desafiante en su actitud musical. Además, sus instrumentistas se desenvuelven con soltura tanto jazzeando libremente, que es donde más se nota su sapiencia técnica, o experimentando con sonidos estrambóticos y estructuras no tradicionales. Aquí hay mucho del rock experimental de los 90 con referencias que podrían estar en Slint, Mogwai o Goodspeed You Black Emperor!, pero interpretado de una manera absolutamente personal, en una música que se pasea tanto por la brillantez y limpieza, como por la suciedad y el desarraigo.

Sucesor de “Tears Complaints and Spaces” de 2001 y de “Speritismo” de 2003, esta nueva entrega encuentra su perfil sonoro de gran oscilación estilística, en canciones de la crudeza jazz de “Mr. Gesus”, el vuelo cósmico de “La Habitación de Albert”, el espíritu desapegado de la música jameada de “Profesor Alí”, las experimentaciones puras con sonidos ultramundanos de “Gé 4” y “R2 Chapa” o la erudición en el rock clásico a la Sly And The Family Stone de “Il Monstro”. Los sonidos de melancolía post-rock son de una belleza cristalina en “La Modelo”, mientras que “Yotuel” o “Com Senyors”, con su sonido limpio y levedad jazz-funky, podría funcionar a la perfección acompañando con calidez una reunión de viejos amigos. Para qué hablar del sonido siempre pulcro y de categoría que logra cada uno de sus integrantes en sus respectivos instrumentos.

La cadencia del rock más hippie se hace presente en “Intonarumori”, con un teclado que recuerda profundamente las raíces clásicas de Manfred Mann’s Earth Band, United State Of America o los mencionados The Doors. El jazz de avanzada tipo Medeski, Martin & Wood es patente en “Ciencia Para Todos los Públicos”, mientras que la búsqueda sónica, que aparece cada ciertos lapsus bastante determinados en el disco, resurge en “Ruidos pour Ondes Martinot et Orchestre”. El misterio futurístico de “3001”, encuentra en los fraseos neo-jazz, la puerta abierta para hacer volar la creatividad de todos los componentes, en tanto que en “Autobahn Polizei”, el sonido grueso del saxo se complementa con las penetrantes experimentaciones de ruido y las bases siempre firmes y claras de bajo y batería.

La sensualidad de jazz clásico actualizado a la sensibilidad moderna de “Gitanita”, de pronto sorprende con una sección de gran tristeza y lirismo, para finalizar el álbum con toda la lisergia desbordada de “L’Universe”, tema creado por las texturas imperturbables de los instrumentos, que a medida que suben en intensidad, logran pasajes de gran emotividad e incandescencia. Es extraño lo que pasa con este nuevo álbum de 12twelve, ya que su inmensa variedad de formas y colores musicales, en vez de confundir, logra, ayudado por la innegable capacidad instrumental de sus integrantes, unir tendencias y estilos antes diseminados por el orbe, para aglutinarnos en un solo disco, en una sola visión del universo y en una nueva mirada de las pulsaciones del corazón humano.

Héctor Aravena A.

---------------------------------------------------------------------


Nils Petter Molvaer - NP3 (2002)

Este importante trompetista y compositor noruego, es uno de los exponentes del Jazz Electrónico más destacado y creativo de los últimos 10 años, considerado el padre del electro jazz. Con verdadero estilo en el tratamiento de la trompeta y una elegancia que logra darle un carácter sublime al estado contemplativo y crítico en que éste nos sumerge. NPM tiene una noción vanguardista de lo que desea y una claridad sobre como nutrirla. Gracia de la diversidad de ritmos y de un método narrativo musical con el que logra hacernos transitar de lo más experimental a lo más complejo, en un cromático abanico de influencias. NPM nos resulta más bien sombrío, de signos disímiles y una multiplicidad de elementos, que se dejan ver a través del velo húmedo de una trompeta con sonido desolado, con aires arábicos, antes propuestos por el gran Miles Davis. Bueno con este encantamiento de cobra presento NP3, su tercer disco (2002), un misterioso y apasionante viaje, muy adecuado para quienes disfrutan manteniéndose en la vanguardia del jazz y sus fusiones.

En un atmosférico comienzo, casi lunar, tenemos la sensación de desplazarnos entre los planos, podemos sentir la brisa de una especie de desierto secreto que se nos muestra con una profunda, inteligente y nostálgica mirada, así es la pieza con que Nils inicia esta sesión, “Tabula Rasa”. Este grande de la fusión electrónica nos invita a recorrer esta acuarela musical, mediante un excelente manejo del tempo, y control del beat-loop con el que logra un acogedor paisaje electrónico downtempo, un fondo para conmovernos y solitarios poder distinguir en medio de este contraste la trompeta melancólica de Petter Molvaer en lo alto de un risco, o en medio del océano, mientras vemos pasar este tranvía suyo que se desliza creativo y avezado con el despliegue de recursos tecnológicos que logra manejar de manera perfecta. Una trompeta que se comporta como una voz interior, que logra mostrarse a sí misma en un emotivo monologo dentro de un decorado paraje rítmico.

El 4º track “Marrow” se nos presenta con elementos negros bastante precisos, con este reggae vikingo o dub, como para seguir alucinando con la inminente presencia de unos bajos en realce, con un dominio óptimo de la dinámica o tratamiento tridimensional del sonido, que mantiene la atención-tensión como un deseo constante. El siguiente cuadro propuesto nos mantiene atentos hasta la reaparición de la triunfal y talentosa trompeta de Nils, un soplido glorioso que se une con el sonido intenso de un Drum & Bass casi maquillado, donde alucinamos con un touch, como queriendo olvidar que se trata de una batería programada. “Presence” nos localiza en la misma sensación del comienzo, nos vuelve a la calma, como un intermezzo con fuertes reminiscencias del new age, que se componen con este beat suave, que juega con simulaciones mosquitas mediante sintetizadores acompañado de un bajo relativamente plano, propio del reggae.

Este estado salvaje, del sentido musical de NPM es un camino también recorrido por el notable Eric Truffaz. Ambos han logrado sorprendernos con un renovado trabajo de la trompeta, mucho más instintivo y desde una clara postura underground. Presentándonos un paisaje árido, en el buen sentido de la palabra. Un juego con la perspectiva que nos muestra de manera explícita la exitosa y necesaria combinación del aire y la tierra. Del ritmo y la melodía, la fusión de lo blanco y lo negro. Como es el caso del track “Little Indian” con un comienzo sinfónico, que muta a un soul, que suena muy Dub y el cual logra mantenernos suspendidos y atentos a esa agradable circunstancia.

El próximo latido electrónico es “Nebulizer”, con un comienzo más minimal, que poco a poco nos introduce en un Drum & Bass con bases más jungle, un ejemplo de lo dulce y seco que puede llegar a ser el instrumento de su dominio, extraordinaria mezcla que da como resultado un sonido industrial, con agudas guitarras, recordándonos al impactante sonido del electroclash.

Finalmente la quietud, sentimos el viento en el rostro que poco a poco va cerrando esta travesía lenta y prolongada, podemos ver la silueta de NPM alejarse en un atardecer rojo, triste tal vez, pero extremadamente bello, como un adelanto a ese silencio que vendrá después, al terminar de escuchar este disco. Un acierto que se perfila dentro de una nueva fisonomía del jazz, y que refleja la madurez de este género musical en una era donde las fusiones son un elemento protagónico en la construcción de nuevas tendencias. Los invito a revisar la música de este noruego y a descubrir con sensatez su importante contribución al desarrollo y evolución del jazz dentro de la música universal.

Constanza Farías Köhenkamp.

---------------------------------------------------------------------


Preservation Hall Jazz Band - New Orleans Vol.1, 1977. Columbia

En 1961 el vendedor de arte Larry Borenstein compra un boliche en el corazón de New Orleans, a tres cuadras del mítico rio Mississippi para convertirlo en una galería. Al poco tiempo comienza a realizar sesiones musicales privadas para sus amistades.

El Preservation Hall empieza a adquirir importancia en el circuito jazzero de la ciudad debido a que el mánager del local Allan P. Jaffe constantemente organiza conciertos reclutando a muchas viejas glorias que se encontraban en segundo plano por esos días.

El espíritu inicial de Borenstein y Jaffe perduró en el tiempo y el Preservation Hall se transformó en un lugar imperdible en cualquier viaje a New Orleans, además de un sello discográfico y una banda itinerante. El Jazz de los años felices dice presente.

Hablar de jazz en New Orleans es como hablar de fútbol en Brasil. Todos entienden, todos opinan, todos saben escuchar y todos giran (directa o indirectamente) en torno a la música que transformó para siempre el destino de la ciudad. Y entre todos los estilos y variaciones que el jazz presenta existe uno que precisamente se llama New Orleans Jazz. Gran parte del mérito en que este estilo no haya sido olvidado en el tiempo ni arrasado por otras corrientes, quizás más inpiradas y virtuosas, descanza en la labor realizada por Allan Jaffe quién siempre vió al Preservation Hall haciendo justicia a su nombre. Jaffe se dedidió a preservar el tradicional estilo y se dedicó a ubicar y subir al escenario a los jazzeros que interpretaban temas tradicionales, religiosos, clásicos de Dixieland y variaciones deribadas del blues.

No contento con eso, Jaffe forma la Preservation Hall Jazz Band y se pone al frente de la tuba. La idea funciona tan bien que la Preservation Hall Jazz Band termina convirtiéndose en un grupo inmortal, de formación itinerante, que perdura en el tiempo sin importar quienes sean sus integrantes.
Ser un virtuoso en la interpretación nunca fue requisito y, si bien todos son músicos aceptables, ninguno de los integrantes de este grupo está cerca de los grandes del jazz. Eso es en términos estríctamente rígidos. Cuando la discusión pasa al plano de las emociones o de las sensaciones que experimenta el cuerpo humano al escuchar música todo se da vuelta. La Preservation Hall Jazz Band es un tónico para el alma, su música deja una estela de optimismo y alegría que pocos pueden lograr y el espíritu inicial del proyecto puede oirse en cada nota.

En New Orleans Vol.1 hay de todo. La clásica Bill Bailey (Won’t You Please Come Home) convive en total armonía con las emotivas His Eye Is On The Sparrow y Amen y con el rockanroleo de Joe Avery. Es un disco que vas a disfrutar mucho si le das una oportunidad, recomendable para toda la familia, para todos quienes necesiten un poco de alegría de vez en cuando.

bonustrack El Preservation Hall recibe miles de visitas cada año y es uno de los íconos de New Orleans. Tal es su importancia que luego del huracán Katrina (que devastó toda la ciudad en 2005) hubo mucha gente interesada en ayudar para que el local reabriera sus puertas y lograr reunir instrumentos para los más de 1.100 músicos que perdieron todos sus equipos. La marca Gibson fue de vital apoyo el realizar un plan de ayuda que incluyó una presentación en vivo con la banda acompañada por The Edge de U2.

El rol del Preservation Hall en términos de conservar la música es tan estricto que no se puede fumar, comer ni beber alcohol adentro del recinto. Tampoco se pueden hacer reservaciones.

Ficha Técnica

Preservation Hall Jazz Band
New Orleans Vol.1
1977
Columbia

01. Tiger Rag 07:44
02. Amen 03:18
03. Over In Gloryland 07:06
04. Good Blues 07:22
05. Bill Bailey (Won’t You Please Come Home) 03:56
06. Joe Avery 06:39
07. His Eye Is On The Sparrow 05:01
08. Memories 07:33
09. Panama 09:51

Preservation Hall Jazz Band

Willie Humphrey clarinete
Percy G. Humphrey trompeta
Narvin Kimball banjo
Frank Demond trombón
Allan P. Jaffe tuba
James Edward “Sing” Miller piano, voz
Josiah “Cie” Frazier batería


Rodrigo Hurtado.



Fussa; la bienvenida...


Si es que la música pudiera definirse como la “banda sonora de la vida”, el jazz seria un capitulo muy importante de la nuestra. Varios de los involucrados en este proyecto nos sentimos atraídos por los ritmos sincopados y por el mundo de la radio.

Por años ligados a este medio de comunicación que bastante ha cambiado, queremos recuperar la esencia de una de las emisoras desaparecidas del dial nacional, Classica FM.

Con mucho esfuerzo y trabajo estamos desarrollando www.fussa.cl, un sitio web más radio online, donde pretendemos cubrir un vacío dentro de los medios explotando el creciente desarrollo de Internet y así conformar un canal de comunicación entre los amantes del jazz, considerando su desarrollo, evolución y deformación.

Bienvenidos a Fussa, radio jazz online, 24 horas de sensibilidad musical.

Equipo Fussa.